quinta-feira, 4 de agosto de 2011

La vieja alma celeste

Ni la enfermedad grave ha enfriado su vieja y inquebrantable gana de defensa charrúa, inalterada mismo décadas después de abandonar el fútbol.
Los médicos le han prohibido de ver la tele en el hospital, sobre todo los partidos del equipo y de la camisa que defendió tantos años y aprendió a amar como a la própria vida.
Pero es el día de la decisión y su hijo no quiere negar al viejo una de sus raras alegrías. Aunque no vea más con nitidez, se da cuenta, en la pequeña pantalla, del actual ídolo de su club haciendo, al final del 2º tiempo, el gol del título.
Murió con los ojos abiertos chispeando y los dos puños cerrados vibrando en el aire.
Las últimas palabras, un grito de gol.

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